¿Y si miramos hacia la educación de nuestros hijos?

Con esta pregunta pretendo dar mi opinión de todo lo que está aconteciendo y seguramente acontezca, ojalá me equivoque, con el tema de las votaciones de los cambios de jornada en los centros escolares. Un patrón de actuación y decisión que deja precisamente lo más importante de todo, la educación de nuestros hijos, de lado.

Sigo con atención en prensa lo que está aconteciendo con los cambios de jornada en los centros escolares, la polémica sobre la decisión de educación de no admitir el cambio de jornada en varios colegios de infantil y primaria. Me empeño en buscar sus argumentos más allá de los resultados electorales y no los encuentro, una constante entre quienes apoyan el cambio de jornada escolar. Algo que, aunque parezca increíble se produce en cada proceso de votación: se dejan de lado los argumentos educativos en favor de los intereses de algunos padres y madres, así como del profesorado.

Se nos dice una y otra vez que es un ejercicio de democracia elegir la jornada educativa de nuestros centros, pero quienes apuestan por cambiar a jornada continua rehuyen del debate educativo. Se niegan a hablar de los ritmos vitales de nuestros hijos, de los horarios de comidas más adecuados, de los tiempos de descanso y asimilación de conceptos, de las redes que se tejen en los patios, de la importancia que para muchas personas venidas de fuera tiene el centro escolar como agente integrador, de cómo para muchos txikis el final de las clases supone en final del contacto con el euskara… Y así un largo etcétera. Lejos de ese debate solo se plantea un argumento: la capacidad de decir de los padres sobre cuándo recoger a nuestros hijos. Un argumento egoísta y que deja de lado lo más importante: la educación de nuestros hijos.

El modelo de debate se pretende llevar a esos parámetros porque se sabe, ellos también, que el cambio de jornada en favor de una continua es perjudicial para la educación. Son conocedores que no solo es un cambio de jornada, pero lo ocultan bajo el manto de la capacidad de decisión y la flexibilidad. Así nos hablan de cambiar los porcentajes y el respeto a las mayorías, pero nunca de conceptos educativos, nutricionales y sociales. Es muy importante poner el foco en esto.

La defensa y mejora de un bien común como la educación pública no puede estar influenciada por mayorías siempre cambiantes. No es posible caminar hacia una mejora educativa si ésta depende a cada paso de unas votaciones. El modelo educativo debe estar guiado por coordenadas y argumentos pedagógicos, sociales, de integración social, nutricionales… ¡¡Y no por intereses familiares cambiantes o de grupos de presión!!

Es hora de abandonar los procesos de votación en los centros escolares de infantil y primaria por un debate serio y constructivo sobre el modelo educativo. No solo a nivel de jornada sino es sus múltiples campos de actuación (ratios, fijeza del profesorado, curriculum, nutrición, modelo de enseñanza…). El departamento de educación debe plantear este debate junto con la comunidad educativa, apartando legislaciones sobre la jornada escolar hasta no concluir y analizar qué es lo mejor para nuestros hijos y su educación. Todos debemos hacer un esfuerzo por poner en el centro la educación de nuestros hijos e hijas frente a intereses familiares y de otro tipo. ¿Y si miramos hacia la educación de nuestros hijos?

Eduki hau partekatu:

Jardunaldi Jarraiari EZ esateko 10 arrazoi

Badira arrazoi objektiboak datorren bozketan EZezko borobilerako zure ikastetxean.